Cuando nos sentimos más perdidos o tenemos algún problema el ayudar a otros se convierte en un alivio y también en nuestra solución, pues nos pone de vuelta en el camino de la felicidad, aunque parezca mentira.
La ayuda que brindamos a los demás es mucho más rentable que el egoísmo o la victimización “el ¿por qué a mí?… pobrecito yo”.
Debemos vivir nuestra vida de tal forma que no tengamos tiempo para quejarnos, y así, ser completamente felices.
Entonces, si no encontramos la salida a nuestros problemas en un determinado momento, ¿por qué no tomarnos un tiempo para ayudar a otros a alcanzar la felicidad y llenarnos nosotros de bendiciones?